La guerra en los mundos de fantasia
En
ocasiones se ha hablado de cómo afecta la magia a las defensas en los mundos de
fantasía. Que si los muros deberían estar protegidos con magia para evitar los
conjuros que los pueden romper con facilidad, que si deberían de existir
defensas contra criaturas voladoras, etc. Todo muy lógico pues al igual que en
nuestra realidad, las defensas se crean y modifican en respuesta a las
creaciones de armamento bélico, en los mundos de fantasía, se debe pensar en
protegerse de las posibilidades bélicas que existen en ese entorno de campaña.
Pero ¿Qué hay de las posibilidades y cambios de perspectiva en la forma de
hacer la guerra?
La
magia no es solo una herramienta que utilizar en bruto. La magia nos permite
creatividad que se convierte en distintas formas de hacer una misma cosa o
posibilidad de hacer las cosas de diferente forma.
Utilizar
o limitar las posibilidades de un mago o los recursos mágicos disponibles a la
misma forma que se utilizan en una tablero de Warhamer fantasy es absurdo. Pero
así es como se hace en la mayoría de las ocasiones. Es lo fácil. Es lo
convencional. Utilizar de diferente forma estos recursos, significa salirse de
la visión esperada en estas ambientaciones. Puede crear rechazo de la misma
forma que crea rechazo que existan muchas más razas que solo humanos, elfos y
enanos (véase polémicas de tiempos atrás con la existencia de tieflings,
assimar, draconidos u otras razas).
¿Por
qué usar la magia de forma diferente? Por muchas razones y ninguna en
particular. Para crear verosimilitud, para dar un tono diferente, para crear
más posibilidades de juego…
¿Cuáles
son esas posibilidades? Las que queramos, dentro de las posibilidades de
creación que nos permitan el sistema de juego y el entorno de campaña para no
romper el juego, sino únicamente abrir las posibilidades del mismo y la visión.
La
guerra, no solo en los oscuros días en los que vivimos, sino tambien en el
pasado cuya oscuridad era la misma o mayor solo que vista desde una perspectiva
diferente, es uno de los motores de la industria en muchos sentidos. No solo
crea muchos puestos de trabajo, sino que tambien suele desarrollar tecnología
que luego se utilizan de forma cotidiana entre los civiles. Véase por ejemplo
el desarrollo de internet, el pegamento instantáneo, la evolución de los
jubones hasta las chaquetas, el desarrollo del acero y tantas y tantas cosas.
Esto
supone una inversión increíble, con inventos y desarrollos fallidos que pocas
veces se conocen entre el público pero que en ocasiones permiten el desarrollo
de otros inventos para uso civil.
La
típica estampa de una batalla grande de un entorno fantástico medieval,
consiste en grandes cantidades de soldados divididos en unidades con uno o más
magos que apoyan la lucha con sus conjuros. Si la batalla es muy grande,
podrían usarse maquinas de asedio o de artillería como balistas o cañones, o
criaturas fantásticas como gigantes, grifos, dragones, etc. Pero los soldados,
seguirían usando espadas, lanzas, armaduras corrientes, etc. Es decir, tenemos
una “típica” batalla medieval con algunos detalles fantásticos para demostrar
las posibilidades de la magia. Y nos quedamos conformes, porque es lo fácil, o
porque no se nos ocurre otra manera de usar los recursos mágicos, o porque nos
da pereza pensar o a saber.
En juegos
como Ars Magica, hacer esto es un crimen, pues reduces toda posibilidad de
libertad mágica del juego, aunque el propio juego en si ya lo limita bastante
para que los magos no sean extremadamente superiores. Más de lo que lo son,
quiero decir.
Vamos a
realizar un ejercicio de imaginación y vamos a utilizar aquello que sabemos de
las películas y nuestro limitado conocimiento militar (en algunos casos será
superior y en otros casi nulo) para aplicar ese conocimiento en las tácticas
medievales y el uso de los recursos mágicos.
¿Es
lógico? ¿Es verosímil? ¿Es “anacrónico”?... no lo sé, lo que se que es, es una
ambientación fantástica y con eso podemos jugar todo lo que queramos. No nos
tenemos que limitar a nuestros supuestos conocimientos históricos para aplicarlos
en juego. Podemos crear y, creo que, debemos arriesgarnos a crear, a no ser que
tengamos una razón para no hacerlo. Como tener mayor facilidad en la
descripción de las escenas o para los jugadores.
En
cualquier caso, las tácticas bélicas se encuentran en constante cambio y se
adaptan al lugar, terreno, armamento, etc. No es lo mismo la guerra en la alta
edad media en la península ibérica que en Alemania o las llanuras asiáticas, no
luchaban de la misma manera los soldados españoles en el desierto del Mojave desde
las penitenciarias americanas, que los soldados españoles en los tercios contra
otros ejércitos. La guerra se adapta y se debería adaptar por la magia. Si no,
ocurriría lo mismo que ocurrió durante la primera guerra mundial, donde los ejércitos
usaban tácticas del siglo XIX con armamento que se podía usar de formas
diferentes y las masacres fueron increíbles.
La
figura del mago, aún a pesar de no ser frecuente y más aún si no es frecuente,
debería ser crucial. Es posible incluso que los magos no participaran así como
así en la guerra, a no ser que pudieran usar conjuros que cambiaran el terreno
o fueran capaces de lanzar hechizos que destruyan al ejército enemigo de un
golpe. Un mago es más útil que eso, podría crear, junto con múltiples aprendices,
pócimas, granadas y otros objetos de un solo uso que cambiarían la forma de
hacer la guerra. Imaginad un pequeño grupo de soldados infiltrados que de
repente lanzan granadas y luego se van, volando o desaparecen para volver a su
campamento o resguardarse tras las murallas. Imaginad un asedio a un castillo
donde por la noche decenas de guerreros bien armados toman pócimas de escalada
de araña y trepan por el muro para abrir las puertas. Imaginad un el choque de
unidades de guerreros en las que una de ellas se toma una pócima y de repente,
comienza a lanzar fuego por la boca alcanzando a decenas de guerreros enemigos
incapaces de protegerse de esos efectos. Imaginad una pequeña unidad de
soldados invisibles que saltan desde una montura tambien invisible al lugar
donde está el comandante enemigo. Imaginad la guardia personal del rey con
armas untadas con aceites que las hacen más potentes o causen daños por frio,
fuego, ácido. Imaginad una unidad de caballería de grifos contra unidades de
caballería corriente, cuyos caballos huyen asustados por la presencia de los
grifos o al revés, como el enemigo suelta caballos para que los grifos enemigos
se pongan nerviosos y sus jinetes pierdan el control de los mismos.
Son
solo unos pocos ejemplos, pero os podéis hacer una idea de las posibilidades
que hay. ¿Es caro? Si, por supuesto, como es caro comprar un tanque, un
Eurofighter o construir un portaaviones, tan caro como dotar a unidades enteras
de soldados con fusiles de asalto nuevos, gafas de visión nocturna u otro
equipamiento. ¿Por qué no invertir en este tipo de armamento para los soldados
de nuestros mundos de fantasía?
Es muy
posible que no se equipe a un ejercito entero así, pero si a pequeñas unidades
o unidades especificas. De esta forma, si veo “creíble” enfrentar un ejercito
de humanoides medianos contra un ejercito de gigantes o contra dragones y que
tengan posibilidades de victoria. Pero, además, estas posibilidades afectarían
a la visión de la guerra. De cómo hacer la guerra. Es posible que la guerra ya
no se realizara en forma de choque de dos ejércitos con decenas de unidades en
línea, sino en la lucha de pequeñas unidades de comandos, con guerrillas, etc.
Una guerra distinta, una guerra más moderna pues las posibilidades nos permiten
emular ciertas acciones de la guerra moderna incluyendo la Inteligencia y el
uso de destrucción masiva. Una guerra verosímil para las posibilidades al
alcance de la mano, una guerra fantástica distinta. También podemos continuar
con la forma de guerra “típica” medieval. Nuestra es la elección.
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